Consejos para implementar una estrategia de resiliencia operativa en las empresas

Hoy en día, garantizar la continuidad operativa ya no es suficiente. Y es que los distintos desafíos que se presentan, ya sean ciberataques, fallos tecnológicos, desastres naturales e incluso pandemias, demandan una transformación hacia un enfoque más integral. Bajo estos contextos, las empresas deben adoptar una resiliencia operativa.
Si bien antes este concepto era considerado un sinónimo de continuidad operativa, hoy implica mucho más que hacer frente a los desastres y “sobrevivir”, se trata de adaptarse y prosperar en medio del caos. Descubre aquí algunos consejos clave para comenzar a implementar una estrategia de resiliencia operativa.
¿Qué es la continuidad operativa?
La continuidad operativa es cuando una organización busca la forma de mantener sus funciones y servicios esenciales durante y después de un evento adverso.
Por ejemplo, si hay una falla en la conexión a internet, una organización buscará cómo implementar un plan específico que minimice el tiempo de inactividad o mitigue los riesgos asociados, asegurando que los procesos clave se mantengan.
Resiliencia operativa: más allá de la continuidad del negocio
Ahora, si bien la continuidad operativa es esencial en cada organización, por sí sola no alcanza a anticiparse y adaptarse de manera proactiva a los retos que propone el escenario actual, por eso hablamos de resiliencia operativa; un concepto mucho más integral, que se basa en 4 pilares fundamentales:
- Anticipar: es la capacidad de prever las posibles amenazas antes de que ocurran, ya sea identificando riesgos en los procesos internos, con proveedores, en el entorno externo, etc.
- Resistir: corresponde a la habilidad de soportar los primeros impactos de una crisis o situación desfavorable, sin que esto signifique la detención de las operaciones críticas.
- Recuperarse: una vez pasada la crisis, es importante restablecer las operaciones lo más rápido y eficientemente posible, ya sea restaurando los servicios críticos, aprendiendo de la experiencia para reforzar futuras estrategias y, al mismo tiempo, evitando que incidentes similares afecten la organización.
- Adaptarse: si bien lo más relevante es superar la crisis, la idea no es solo quedarse ahí, sino ajustar rápidamente los procesos, las estrategias y la forma de operar para saber responder a nuevas condiciones.
Al adaptarse, las empresas modificarán su enfoque para enfrentar otros desafíos y encontrar soluciones innovadoras que las mantengan competitivas.
En resumen, la continuidad implica seguir con el negocio rápidamente y sin inconvenientes. Mientras, la resiliencia intenta dar respuestas más proactivas y globales que ayuden a las organizaciones a soportar, adaptarse y prosperar durante y luego de la crisis.
Cómo crear una estrategia de resiliencia operativa en tu empresa
De acuerdo a Galvanize, si quieres implementar una estrategia de resiliencia operativa en tu organización, es necesario:
1. Identificar la criticidad de los servicios
Identifica qué servicios son más importantes para el funcionamiento de tu empresa. ¿Es el servicio de correo electrónico o el almacenamiento en la nube lo que puede detener los procesos? Para ello es necesario seguir acciones como:
- Realizar un listado completo de todos los servicios que utiliza la empresa.
- Definir cuáles son los procesos clave para el negocio y sus dependencias.
- Analizar el impacto de cada servicio en las operaciones diarias, enfocándose en cuáles interrumpirían el negocio si fallan.
- Priorizar los servicios según su relevancia con base en criterios como continuidad operativa, ingresos y experiencia del cliente.
2. Crear un mapeo de la empresa
Implica conocer a fondo todas las conexiones que tiene la empresa, ya sea con clientes o proveedores, incluyendo también lo físico, legal y tecnológico, para saber qué podría causar problemas en los servicios clave. Para esto, comienza por:
- Crear un diagrama que muestre las relaciones entre áreas internas, clientes y proveedores.
- Identificar los recursos físicos (oficinas, equipos), legales (contratos, licencias) y tecnológicos (servidores, aplicaciones) de la empresa.
- Analizar cada conexión y determinar qué vulnerabilidades podrían afectar los servicios críticos.
- Desarrollar un mapa de riesgos con posibles impactos en la operación.
3. Analizar cuál es la tolerancia al impacto de la organización
Analiza e identifica qué tanto puede soportar tu empresa en cuanto a tiempo, cuando hay una interrupción en el servicio. Algunos pasos prácticos incluyen:
- Definir el tiempo máximo durante el cual la empresa puede operar sin un servicio específico sin sufrir daños graves.
- Realizar simulaciones o análisis de escenarios para medir las consecuencias financieras y operativas de interrupciones.
- Evaluar qué servicios o áreas requieren mayor inversión para mejorar su resistencia.
4. Realizar pruebas
Averigua cómo responde la empresa ante estos desafíos, si es posible seguir operando y cómo estos problemas afectarían a tus clientes. Esto incluye:
- Diseñar simulacros o escenarios de interrupción, como fallos tecnológicos o cortes de suministro.
- Observar y registrar cómo los equipos responden ante estas situaciones.
- Evaluar si el plan de contingencia actual permite mantener una operación básica.
- Ajustar y fortalecer el plan según las áreas de mejora detectadas
5. Monitorear con frecuencia
Supervisa constantemente los sistemas y activos clave del negocio, asegurándote de que funcionen correctamente y estén protegidos frente a amenazas como ciberataques. En este sentido, la empresa podría:
- Implementar herramientas de Inteligencia Artificial y Machine Learning para identificar fallos o intentos de infiltración en tiempo real.
- Establecer alertas automáticas para advertir sobre cualquier anomalía en los sistemas o activos críticos.
- Capacitar a los equipos en la detección temprana de riesgos, así como también en materia de ciberseguridad.
- Revisar periódicamente los protocolos e integridad de los controles de seguridad establecidos.
6. Generar reportes
Cuando algo falla, será necesario contar con información clara y rápida sobre lo que está ocurriendo para tomar decisiones efectivas y garantizar que las operaciones sigan funcionando, por esto, es necesario realizar reportes con frecuencia para analizar el estado del servicio. Tu empresa podría:
- Diseñar formularios o plataformas centralizadas para registrar incidentes de manera detallada.
- Documentar el problema, su origen, el tiempo de respuesta y las afectaciones involucradas.
- Usar los reportes para analizar patrones que puedan predecir riesgos futuros.
- Realizar reuniones periódicas para evaluar los datos recopilados e identificar áreas de mejora en la estrategia de resiliencia.
Tecnologías clave a tener en cuenta para la resiliencia operativa
La resiliencia operativa requiere el respaldo de tecnologías avanzadas. Estas son algunas herramientas esenciales:
Ciberseguridad
- Sistemas de detección y prevención de intrusiones (IDS/IPS).
- Soluciones de autenticación multifactor y estrategias de confianza cero (zero trust).
Backup y recuperación de datos
- Soluciones de backup en la nube.
- Replicación de datos en tiempo real para evitar pérdidas críticas.
Inteligencia Artificial (IA) y Machine Learning
- Análisis predictivo de riesgos.
- Automatización de respuestas a incidentes.
Comunicación y colaboración
- Herramientas de comunicación unificada y videoconferencias.
- Soluciones de gestión de proyectos en línea para equipos distribuidos.
En definitiva, la resiliencia operativa es más que una herramienta para “resistir” las crisis; es un motor que impulsa a las organizaciones a adaptarse, innovar y prosperar en un mundo lleno de incertidumbres. Implementar estrategias que engloben la anticipación, resistencia, recuperación y adaptación puede marcar la diferencia entre simplemente sobrevivir o salir fortalecidos de cualquier desafío.